Definitivamente no. La disciplina conocida como coaching se diferencia acentuadamente de la asesoría o la consultoría, tal como conocemos estos procesos.
La asesoría consiste en, dentro de un contexto organizacional, contar con una persona que pudiese ser natural o jurídica que tiene respuestas a nuestros problemas. En ese caso la relación consiste, fundamentalmente, en aceptar esas soluciones, aplicarlas según las instrucciones del asesor y cancelarle una remuneración por ello.
Sobre la consultoría gerencial Topping (2008:10) se refiere a ella en los siguientes términos:” La “consultoría de management” más tradicional está habitualmente asociada con un estilo de alto nivel donde el rol del consultor es asesorar a los directivos de una empresa”.
Desde luego que el asesor debe ser un experimentando conocedor del área temática del problema a tratar, es decir, un experto con soluciones acertadas. Su área de desempeño debe ser especializada, lo cual aumentará la confianza en los consejos, instrucciones o soluciones que proponga.
Aquella organización (o persona) que contrate a un asesor, debe confiar en las habilidades técnicas del mismo y no necesariamente preocuparse por desarrollar las propias para involucrarse en la solución de un problema. Lo mismo sucede con la consultoría, tal como lo dice Caby (2004:23): “El consulting designa los servicios prestados por un experto para mejorar un proceso organizativo en un campo determinado (por ejemplo, gestión de personal, planificación estratégica, informática…). El objetivo es aumentar el rendimiento del sistema afectado y no la eficacia personal de un individuo.”